martes, 18 de octubre de 2011

Conquistador Conquistado


Ella duerme a mi lado. Tiembla de vez en cuando y murmuraba incoherencias.  Yo la observo mientras tanto, sus labios finos, sus ojos cerrados moviéndose de un lado al otro recorriendo cada uno de los rincones de sus sueños. Su cuerpo frágil y flácido completamente desnudo descansando a mi lado. Su cabello largo enredado entre las sábanas blancas.  Yo no quiero cerrar los ojos para que no se acabe esta visión angelical.  Logré hacerla mía después de tanto esfuerzo.  Es tan inocente y tan confiada que roza lo ridículo pero tiene algo de atractivo que me tiene atado a esta cama.

La exploré completa.  La gocé a cada instante y cada caricia.  Ella se entregaba poco a poco, con miedo, con nerviosismo.  Yo le besé hasta el alma.  Fuimos uno hasta el cansancio. Fue su primera vez, mi centésima conquista pero nunca he estado con una primeriza.

No voy a negar que no ha sido fácil.  Ella se resistió a mis encantos como ninguna. Me dejaba plantado, no me contestaba el teléfono o llegaba una hora más tarde a nuestra cita.  Lo que para mí empezó como juego se volvió una obsesión.  Pero esta noche cuando logré mi objetivo pasó algo diferente.  En lugar de ser el adulador de siempre o el romántico suicida y engañador fui solo yo. Simplemente yo.  Me dejé llevar por el momento.  Disfrute cada una de sus caricias, cada uno de sus besos y de las veces que ella dudaba y se resistía a lo que iba a pasar mientras yo delicadamente le reafirmaba que todo iba a estar bien.  Que se dejara llevar.

Ahora que logré mi objetivo, no puedo irme y dejarla aquí.  Normalmente este el momento oportuno en el que aprovecho para salir sigilosamente y desaparecer para siempre.  Pero no logro levantarme de ésta cama.  Me quiero quedar acá y seguir observándola dormir.  Es la primera vez que me siento realmente feliz.  Que siento que necesito tanto a una persona como ella me necesita a mi.  Su manera de ver a la vida es muy cómica, parece una máquina de ideas y no deja de compartirlas así que habla sin parar.  Me hace sentir que como si yo fuera el único hombre en el universo que la comprende y que la hace feliz.  Con ella no tengo porque esconderme tras de una máscara y pretender ser alguien que no soy. También me escucha con atención, comparte mis alegrías y aplaude mis logros.

Alguna vez mi mejor amigo me dijo que como iba de gigoló por la vida algún día iba a encontrar a alguien que me enseñara que soy un ser humano como cualquier otro que desea amar y ser amado.  En ese momento me reí en su cara pero ahora le doy la razón.  Es muy difícil para mí estar sin ella, se ha vuelto tan indispensable como el aire que respiro.  Me atrevo a decir que soy el conquistador conquistado.  Y ahora me avergüenzo
de lo mal que he tratado a todas las mujeres en mi pasado.  Todas fueron hermosas doncellas que creyeron haber encontrado el hombre ideal y yo solo me aproveché de ellas. 

Pero con ninguna otra llegué a sentir ni la mínima parte que siento con ella.  Verla dormir tan dulce y despreocupada me da una ternura sin igual.  Nace en mí un sentimiento indescriptible de cuidarla, de protegerla, de adorarla.  Siento que esta noche me ha dado un regalo, lo mejor que tenía para ofrecer.  Ella me dijo que se guardaba para el hombre ideal, el hombre perfecto.  Yo no soy ni por un porcentaje mínimo merecedor de lo que ella me ha dado pero ella piensa que lo soy.

Creo que esta vez me dejaré llevar y no me resistiré a lo que el destino me traiga.  Quiero vivir, quiero sentir, quiero estar a su lado. Dormiré esta noche sabiendo que tengo una oportunidad de amar y ser amado. No desaprovecharé esa oportunidad porque puede ser la única que tenga...

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